Cuando tenía cinco años me miraba al espejo en pelotas y le preguntaba a
mis hermanos mayores por qué ellos la tenían más grande. El concepto de
"pito" que tenía desde los cuatro años parecía distorsionarse con la monstruosidad
colgante que tenían los "más grandes".
"Esto es el pene", me explicaban. Qué loco, pensaba yo, ¿por qué Dios me dió
un pito en lugar de un pene?
Ya que mucha explicación no me daban, comencé a inventar explicaciones
a mi manera. Para mí existían básicamente tres sexos: "vaginas" (por cierto,
las nenas mean por el culo, eso lo sabe todo el mundo), "pito" (los normales), y
los que tienen "pene" (la trompa de elefante).
Mi padre una vez intentó explicarme, "el pito es como una oruga, luego se
convierte en crisálida y luego se convierte en una tararira. Así es la vida, ahora callate
y dejame leer el diario", y yo me miraba el pito pensando que así era efectivamente
la vida, ya que papá lo sabe todo.
Los años pasaron y en un momento dado los huevos dejaron de adornar al pedo
y comenzaron a laburar secretando testosterona. El momento triunfal, la señal
inequívoca de la pubertad: los pendejos comenzaron a crecer alrededor de los huevos.
─Papá, me salió un pelo en un huevo!
─¿Y qué querés que haga, que te dé un premio?
─Y bueno, uno no siempre tiene un primer vello púbico.
─Puta madre ─mirando al cielo─ ¿por qué me salió tan pelotudo?
Yo por mi cuenta, la evolución de Darwin estaba por confirmarse: la metamorfosis
del pito al pene.
La tez cambió de blanco teta a negro morcilla. Ahora faltaba que saltara la tararira.
Y las horas se convirtieron en días, los días en meses, y los meses en años. Las
piernas crecían, mi panza crecía, pero el pito parecía estar ahí inmóvil, chiquito
y tierno. Hasta parecía encojerse incluso más. La re concha de la lora.
¿Me había salteado algún ritual de maduración?, ¿tenía que hacerle masajes
especiales?, ¿eran mis canzoncillos slips que me apretaban mucho los huevos?
Y la pregunta fulminante: ¿la tengo chiquita?
Como muchos de ustedes que están leyendo esto (si, no me mientas chiquitín)
también lo hicieron, me lo puse a googlear. Ni bien me puse a escribir "tamaño
normal..." Google me lo autocompletó con: "...del miembro masculino".
Podría haber preguntado "tamaño normal de pianos" o "tamaño normal de
martillos", no, fue sin vueltas, porque todos preguntan el tamaño
normal de una buena chota.
Según parece un pene parado promedio mide entre 12.9cm a 15cm, si caés en
ese rango es de lo más normal.
Y como buen científico me dispuse a medirlo. Entré al cuarto de mi hermana, le
tomé prestado una regla y ante la mirada atónita de ella, me lo llevé para el baño.
"Parate, parate, parate, parate", me decía estirándolo repetidas veces con dos deditos
, aunque no hacía falta semejante agresión ya que mi pene es de lo más obediente.
Cada vez que veía a la profesora de lengua decía presente, como todo buen alumno.
Profesora de historia, presente. Señora directora... bueh, ¿por qué no?, presente.
Profesora de Inglés, SI GUACHA TE PARTOOO.
Al cruzarme por la cabeza la imagen de la profesora de inglés conmigo en una relación
algo antiética, el nene se me enfiló como soldado, poniéndose duro y macizo como
el azabache, el glande colorado como un chorizo y caliente como un churro con relleno.
Pero la putísima madre, me doy cuenta que la tengo torcida. La reconcha de la lora,
¿y ahora que hago, me lo mido con un transportador? Quién se hubiera imaginado
que necesitaría trigonometría para medirme la chota, me puse a preguntar si
podría usarlo para el trabajo práctico:
Mmm, no, como que no da, ¿no?
Volviendo a mi faena en el baño, ahi sentado en el inodoro cerré un ojo para medir
mejor al milímetro el largo de mi amigo: 14.1cm y 3.5cm de diámetro. Je, está en el
promedio, ¿no?.
Decidí felicitarle a mi compañero festejando las buenas noticias con un buen apretón
de manos. En honor a la profe de inglés.
Al día siguiente, me miré al espejo para repasar mi hombría y lo ví ahí camuflado en
su matorral: Dos huevos de codorniz y un maní quemado. "Soldado, despiértese carajo!,
muestre un poco de dignidad", me dije sacudiéndolo. Lentamente los cuerpos cavernosos
se llenaron con algo de sangre, colgando de una forma algo más presentable.
Ese día mi profesora me dijo: "usted tiene un potencial enorme, lo que le sucede es que
es un vago y no se luce". Todavía medio dormido, me preguntaba si estaba hablando de
mí o sobre mi pene.
─¿Y usted cómo lo sabe? ─le pregunté confundido.
─Es que soy su profesora ─me respondió con una sonrisa.
─¿Acaso usted lo vió? ─le pregunté dejándola perpleja ante la pregunta.
Capitulo II: Manuela, nuestra
primera novia.
Volviendo de la escuela me lo crucé a un tal Monatios que canchereaba de que
había conseguido una novia con la que cogía todas las noches.
Los amigos, amigotes y amigoides se sentaron alrededor del profeta y la mitad de
los pelotudos asentían la cabeza como si entendieran de lo que estaba hablando.
─...y eztaba ahí y me la empezé a coger ─explicaba Monatios─ tenía la concha
re apretada porque era la primera vez...
─Y sí, y claro, y obvio ─asentía el colectivo pseudo-Borg al unísono.
─A ver, ¿pero cómo te pusiste el forro? ─indagaba un amigote medio escéptico.
─Ah, ezo ez fázil, primero prezionás zobre la punta para zacarle el aire... ─ceceaba
el (presunto) experimentado Monatios y prosiguió a recitar las instrucciones de las cajitas de
los condones al pie de la letra.
─¡Qué grande! ─aprobaba la muchachada asintiendo con la cabeza.
Luego de la rigurosa inquisición del jurado compuesto por vírgenes pornoadictos,
hubo quórum y la presunta experiencia sexual de Monatios fue validada por la
multitud; ascendiéndolo inmediatamente al estatus de semidios, ídolo de entre ídolos,
ahí arriba sentado a la derecha del Diego.
Pero, algo que la vida me enseñó es que existen dos reglas en la vida y esta es la
posta de la posta:
Regla 1: Si te tratan de ídolo, una mitad está realmente feliz por vos, y la otra mitad
se mueren de la envidia. (Yo evidentemente caía en la mitad menos feliz)
Regla 2: Mientras más quieras demostrar que la mojaste, más probabilidad de que
seas más virgen que la Virgen María.
No me lo creía. Mis detectores anti-chamuyos me indicaban que Monatios estaba
verseando como el mejor. Aparte, dejate de joder, es un ceceador: tiene el derecho
y la obligación de ser virgen, me lo imagino gritando "ZI, ZI, ZIII, mmme guZta
aZí!", ¡las pendejas no podrían acabar porque se le cagarían de la risa en la cara!
Aunque el pelotudo describía su experiencia con detalles super precisos, precisamente
por esa razón yo me preguntaba: ¿se la cogió o se escribió una bitácora de navegación?
No, no, no; mientras más lo pensaba, más me parecía que se había memorizado
la Cosmopolitan y se pajeaba viendo Marimar.
Ojo, vamos a aclarar una cosa, yo no condeno a los que se pajean viendo telenovelas.
Seamos honestos, en Marimar Thalía estaba para darle y darle y darle hasta que
los testículos hicieran implosión. Si no le habré dedicado torrentes, ríos y mares de
amor candente hacia Araceli Gonzalez mientras miraba Nano (y... es lo que había,
en VCC sólo tenía Cablín).
Pero volviendo al tema, que se ponga a alardear de que la anda poniendo cuando
todavía se chupa el dedo, eso sí era patético, y estaba dispuesto a desenmascararlo.
Monatios se levantó y se despidió de su nuevo club de fans alegando que su novia lo
estaba esperando en casa, les pidió que no lo llamaran para no molestarlo ya que
estaría bastante ocupado en su cuarto y se despidió guiñando un ojo haciéndose el langa.
Ese día decidí faltar al conservatorio y me dispuse a seguirlo hacia la casa para
investigar si la historia tenía patas. Uhm... me puse a pensar sobre cómo infiltrarme
a la casa del papanatas. Me puse a imaginar diferentes alternativas para
aproximármele, luego de una profunda meditación y una planificación minuciosa
mi mente volvía siempre al mismo escenario: "¡Eeh, capo!, ¿que hacés, todo bien?
Invitame un Nesquik en tu casa, dale ceceador mentiroso hijo de re mil puta quién
te va a creer que la mojaste. ¡Vení para acá, no te voy a recagar a palos, cagón!",
pero algo me decía que no le caería muy simpático.
Ninguna estrategia era lo suficientemente creativa y sutil como para que funcione.
Cabizbajo decidí abandonar mi misión cerrando un capítulo, haciendo borrón y cuenta nueva...
En ese preciso momento, me lo cruzo al hermanito menor que volvía alegremente
cantando una canción de Nubeluz, todavía ungido por la inocencia: sería la presa
perfecta para mi interrogación.
─¡Hola che!, vos sos el hermano de Monatios, ¿no? ─le tiré la pregunta sin asco.
─Thí, ¿voth quién thoth? ─me preguntó el mocoso insolente y ya me cayó mal.
El ceceo debía ser hereditario en esta familia. Se me cruzó por la cabeza de que tenían
lenguas bífidas, y esto me hizo divagar si en realidad era una familia de alienígenas
al estilo de V Invasión Extraterrestre. Y si eran extraterrestres menos podían coger,
es más, era mi deber patriótico impedir la copulación interracial.
─¡Soy un amigo de tu hermano, vengo de conocer a la novia! ─le expliqué observándolo
atentamente por el rabillo del ojo... y las comisuras de mis labios comenzaron a crecer
lentamente a la par de que las cejas del nene ascendían en señal de total sorpresa.
─¿Mi hermano tiene novia? ─me preguntó en total desconcierto. En mis adentros
yo ya estaba gozando del momento: ¡SI, SI, SI, BUAJAJA, lo sabía carajo!
─¡Claro!, ¿JA, boludo no sabías? ─le dije haciéndome el inocente y apretándolo un
poquito más─ está ahora en su cuarto con ella. Es más, ¡estuvo con ella toda la
semana! ¡Uuh... tu hermano no confía en vos, no sabés nada!
─¡VOZ ZOZ EL BOLUDO!, Yo zé porque eztaba en zu cuarto zolo haciendo
ruidos raros, cuando entré para ver qué pazaba me dijo que no era nada y
que sólo eztaba ejerzitando la cadera!, ¿VEZ? ¡NO ZABEZ NADA!
─¡Momento!, moviendo... la Pelvis... ¿sobre la cama?... ¿solo?
─¡ZIII! ¿Qué Pelvis? DIJE CADERA BOLUDO, AAAH LERO LERO... NOoOo~
zabe nad... ─y lo interrumpí con una patada en el orto de lo feliz que estaba.
El hijo de puta se estaba cogiendo el colchón. ¡EL HIJO DE PUTA SE ESTABA COGIENDO EL COLCHON!
¡Esto era mucho más de lo que me podía esperar, de Miss Manuela a Miss Simmons!
íEl muchacho tenía estilo!
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